María es la madre de la iglesia y ninguna epístola bíblica menciona su nombre.
La designada madre de la iglesia desaparece del Nuevo Testamento en el preciso instante en que la iglesia nace.
Con el descenso del Espíritu Santo la iglesia germinó y de la madre de la iglesia nunca más se supo.
Pablo señala a la madre de Rufo como a su madre.
La madre de la iglesia es la Jerusalén espiritual.
Para la iglesia apostólica María no existió.
La iglesia nace en el Pentecostés, y el nombre de María se extingue en el mismo Pentecostés, por siempre.
Absolutamente nadie le dice madre a María, nadie, ni siquiera Jesús.
Gálatas 4:26; Hechos 1:14; Romanos 16:13; Hechos 2:2



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De “Las sotanas de Satán”.
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