“Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa, Virgen sagrada María,
yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón.
Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.”
¿Con una diosa así Dios por momentos es un segundón o se planea un golpe de Estado con los morteros del vicario? Con este ofrecimiento idolátrico a María, la Sagrada Escritura es vejada y desautorizada ¿Y si los fieles se ofrecen por entero sólo a Cristo Jesús, se quedan desvalidos porque algo vital les falta? ¿Si el católico denosta con un inmenso gozo la mediación de María, para acudir sólo al Cristo glorioso, su alma se condena? ¿Es ella indispensable? Cristo sin María es una canoa sin remos, un pasmón.
Juan 16:24; 1 Crónicas 29:11-17; Hebreos 13:15; Juan 8:47; Salmo 50:15


NO SEAS CATÓLICO
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De “Las sotanas de Satán”.
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