I
La misa es un sacrificio incruento en el altar, en el que asesinan a Jesús. Cada misa es un nuevo sacrificio de la cruz. Los purgantes también se beneficiarían y el enfado del Padre permanece intacto. “No hay más ofrenda por el pecado”. La muerte de Cristo es una, única y suficiente. La obra de Cristo en la cruz fue completa. Con su sangre derramada esa vez basta y sobra y no requiere de complementos o aditivos. Jesús quiere que le recuerden y que le adoren en todo el planeta, no que lo ejecuten cada día. “Consumado es”. La sangre preciosa fue derramada en la cruz. Cristo está corporalmente a la diestra del Padre. Todo convertido a Cristo es un benigno sacerdote. El que resucitó y vive por los siglos de los siglos ya no puede ser sacrificado, inmolado. Es Cristo quien se presentó al Padre, una vez.
II
En la santa cena el pan y el vino siempre son pan y vino. Nadie come carne humana, nadie bebe sangre humana. El lenguaje figurado era común en Jesús, que se comunicaba con alegorías. No hay vaciedad en un símbolo divino. Dios es espíritu, y le adoramos espiritualmente. El pan y el vino son un testimonio, una advertencia. Jesús es el pan de vida.
III
No asistir a la misa es un crimen espiritual, es una afrenta a la casa del Padre. El católico conscientemente se desmarca de la liturgia, de la Eucaristía. El bautizado deliberada y descaradamente no asiste a la misa, a no ser que lo obliguen. El pecado mortal te encadena al azufre. El porcentaje de fidelidad o asistencia a la misa es ínfimo, invisible, irrisorio, católico.
Hebreos 10:12



sí, es el domingo el día del Señor..

No hay comentarios:
Publicar un comentario