Existen solamente dos caminos para los fallecidos, uno enorme y el otro estrecho. El primero es de perdición y muerte y el segundo es de redención y dicha. Existen solamente dos autopistas, sólo dos.
Las vírgenes insensatas serán excluidas del cielo y las sensatas lo heredarán, todo en un tris. Son sólo dos los destinos, sólo dos.
A la cizaña la arrojarán al horno de fuego y azufre y al trigo al granero de Dios. El rico es atormentado y Lázaro se salva. El siervo fiel entra en el gozo de su Señor y el otro se va al infierno irreversiblemente, en el acto.
Existen sólo dos destinos para los finados, sólo dos.
Unos resucitarán para vergüenza y perdición y los otros para felicidad y salvación eternas. Existen sólo dos moradas al otro lado, y ambas son inmediatas y definitivas, una vez extinto. No hay más novedades ni retoques.
El nauseabundo purgatorio es un crimen espiritual, un degolladero, una sorpresa macabra, el fuego mismo.
Mateo 25:11-13; Mateo 13:40; Mateo 25:46; Lucas 16:25-26; Hebreos 9:27; Romanos 8:1
NO SEAS CATÓLICO
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De “Las sotanas de Satán”.
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