martes, 7 de febrero de 2017

El papado, la criatura


Pedro no es la roca
http://pedronoeslaroca.blogspot.com

I

El primer concilio de la iglesia de Jerusalén no lo dirigió el apóstol Pedro y nadie le pidió una opinión a Roma. El engendro del papado es muy posterior.
En el final de la epístola a los romanos, de veintisiete, no aparece el nombre de Pedro por razones obvias, tampoco se insinúa una santa sede o una multinacional. El engendro del papado es muy posterior.
En las epístolas del propio Pedro la santa sede no se indica en ningún lado, nadie y nada nos señala un vicario. El engendro del papado es muy posterior.
Pedro recepcionó órdenes cual mayordomo y oveja. Pablo le reprendió por su pavura y es mencionado sólo como el segundo pilar de la iglesia. El engendro del papado es muy posterior.
Pedro tenía poder para atar y desatar, los apóstoles podían y pueden atar y desatar, los cristianos restregados también pueden hacerlo. El engendro del papado es muy posterior.
El restringido ministerio de Pedro eran los judíos, el llamado evangelio de la circuncisión. Aquí la universal ciudad de Roma no tiene sentido. El engendro del papado es muy posterior.
La iglesia de Jesús de Nazaret no posee ni tolerará a un ser humano como su roca, la iglesia romana sí, y sin contrariedades. El engendro del papado es muy posterior.
En su primera carta el propio Pedro rechazó el señorío y se autoproclamó sólo como presbítero, porque sabía que no era el representante legal de Dios. El engendro del papado es muy posterior.
Sólo existe un ser que puede soportar el peso de ser la roca de la humanidad redimida. Su único y suficiente apoderado es el Espíritu Santo. El engendro del papado es muy posterior.

Gálatas 2:7-9; Gálatas 2:14; Hechos 8:14; 1 Pedro 5:1; 1 Pedro 5:3.

II

Era el segundo pilar de la iglesia primitiva, nunca fue un mandón y menos un dictador. Llegó a ser el primero entre sus iguales y tal vez nunca visitó la ciudad de Roma. Nunca fue un pontífice o un señor.
Obediente a las órdenes de los apóstoles, varias veces se comportó como un soldado. Pablo le reprendió por ser un mal cristiano. Con un corazón contrito y manejable, Pedro aprendió de su cobardía, callado.
Si hoy se presentara en el ostentoso Vaticano no obtendría una entrevista por ser un pescador, y con hidalga diplomacia se desharían de él. Pedro se arrancaría en un bólido al no resistir a los sepulcros blanqueados y su hedor.
Cristo es la única y suficiente cabeza, fundamento y roca de la santa, universal y apostólica iglesia. El Consolador es el responsable de cada suspiro bíblico. Si despiertas a la verdad, los inquisidores te perseguirán
por satélite, hasta rellenarte con anestesia.

Gálatas 2:9; 1 Pedro 5:3; Colosenses 1:18; Colosenses 2:10; Hechos 8:4; 2 Samuel 22:32; Deuteronomio 32:31

III

La iglesia católica se construyó sobre su roca que es el ambiguo Pedro ¿Por eso la multinacional está como está, es como es y cree en lo que cree? ¿Está levantada sobre el cuerpo de Pedro o sobre sus hombros, o sobre su testimonio, o sobre su temperamento, o sobre su alma? Nos notificaron que comenzaron mal y el Apocalipsis 17 les asegura un dantesco final.
La piedra que no amablemente menospreciaron se les convirtió en la piedra principal que siempre fue, en la roca, en la roca en la cual tropiezan, en la cabeza de ángulo, desde la cual se extiende el alto, largo y ancho de la iglesia, que son el total de los salvados por Jesús personalmente.
¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios? Ninguna, ninguna roca hay, y de ningún tipo. Cristo es la roca de la iglesia, de nuestra fe, de la salvación del alma y de todo, de absolutamente de todo, solo.

1 Pedro 2:6-8; 2 Samuel 22:32; Salmo 89:26

IV

En esta primera epístola de Pedro las ciudades son nombradas tal cual, sin metáforas o un lenguaje cifrado. En las orillas del río Éufrates, Babilonia era la ciudad de Babilonia. En la paranoia vaticana Babilonia es Roma, pero no la gran Babilonia del Apocalipsis. Son babilónicos sólo cuando les conviene. La comunidad judía de Babilonia formaba parte de su ministerio de la circuncisión. Por inspiración del Espíritu Santo el hagiógrafo Pedro jamás escribió las palabras Roma o papado, en sus dos epístolas. A la ciudad de Roma siempre se le llamo Roma. Es que el cardenal se incomoda en demasía cuando le acribillan el credo de naipes marcados.

1 Pedro 1:1; 1 Pedro 5:13; Apocalipsis 17:5

V

Pablo en nada, en absolutamente en nada era inferior a los otros apóstoles y columnas, ya que no había un superior jerárquico entre ellos. El príncipe de los apóstoles es el Nazareno y el que sí se preocupaba por todas las iglesias en su universal apostolado era Pablo. Pedro no se preocupaba por todas las iglesias y en nada era superior a los otros apóstoles, en absolutamente en nada, en ninguna esfera ¿Cuál era el único apóstol que efectivamente se preocupaba por todas las iglesias, entonces?

2 Corintios 12:11; 2 Corintios 11:5; 1 Pedro 5:4; 2 corintios 11:28

VI

Pedro negó tres veces al Salvador porque su fe le falló, le faltó. Pablo amonestó al incoherente Pedro porque a éste su fe le falló, le faltó. Tan grave era el desperfecto de Pedro que Jesús le dijo: “yo he rogado por ti, que tu fe no falte”. Pedro el falible, la segunda columna, se encogió en el patio de Anás y en varios lugares más. La pujante falibilidad petrina es inmejorable y está garantizada en todos los ámbitos.








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De “Las sotanas de Satán”.







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