martes, 7 de febrero de 2017

El segundo mandamiento del Decálogo auténtico


Los diez mandamientos son diez, cuéntelos bien.
Si por crueldad elimina el segundo quedan nueve,
y si el décimo lo divide en dos, quedan diez otra vez.
No lo haga, con esto el paganismo legitima y promueve.

El fidedigno decálogo es el de Moisés, asegúrese bien,
porque no faltará el inmoral que los quiera modificar.
Sustraerle una tilde es caer en el genocidio de almas.
Hay rameras doctoradas que el decálogo codician revisar.

Disminuir un mandamiento es aniquilarlos todos.
Hacerse el idiota con el segundo es aprobar la idolatría
aunque las evasivas sean diabólicamente superlativas.
El Segundo Mandato continuará siendo nuestro vigía.

Apréndase el verdadero Segundo Mandamiento también
al revés, porque sin asco los católicos te van a engañar,
repitiéndolo con temblor mil veces hasta grabárselo.
A los repugnantes idólatras no les molesta estafar.

Éxodo 20:4-5; Salmo 119:140; 1 Corintios 10:14



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De “Las sotanas de Satán”.

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