martes, 7 de febrero de 2017

Festín de la asociación de intercesores


Que suerte la tuya.
La virgen María, los santos debidamente canonizados,
los beatos que corren a la santidad romana,
los beatos congelados que tocaron techo
porque ya nadie se desangra por ellos,
los siervos de Dios en proceso de beatificación,
los siervos y venerables empantanados en su grado,
los difuntos descollantes que pintan para siervos,
otros finados de primera y los ángeles,
interceden por ti ante Dios, y a veces,
actúan todos juntos y a la misma vez
por ti, para ayudarte. Así, Dios no se resiste.
Santos muertos intercediendo unidos, jamás serán vencidos.
Sí, que gran suerte la tuya,
con tantas legiones de mediadores a tu disposición.

Si se invoca a un fallecido legalmente piadoso no es espiritismo y el obispo brinda con óleo. Invocar a un difunto bueno desautorizado con fe, es paganismo moderado.

Yo en cambio, soy un desvalido, ya que el único que intercede por mí es Cristo Jesús, y la musculatura no le alcanzaría. Es más, yo invoco al Padre, sólo por medio del Salvador en el ministerio del autosuficiente Espíritu Santo. Que tontera la mía.

Juan 14:6; Lucas 4:40-41; Mateo 25:11; Hebreos 8:6; 1 Timoteo 2:5



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De “Las sotanas de Satán”.

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