martes, 7 de febrero de 2017

El único y suficiente auxilio


La mediación de María muestra el poder de la gloriosa mediación de Cristo. Cuando al Consolador le queda algo de tiempo libre hace exactamente lo mismo. Ella es auxiliadora, abogada, socorro y guía. Cuando al Espíritu de Dios le sobra tiempo cumple exactamente la misma función. Cuando el Espíritu de vida se va de vacaciones nadie se acuerda de Él, gracias a María. Nadie cuantifica el pecado imperdonable ¿El que acude a Santa Teresa o a otro santo desestimando a María es un bobo? ¿el que va a Santa Teresa y a María a la misma vez es más avisado? ¿el que le reza a Santa Teresa, a María y a Cristo de una pasada es un docto? ¿el que acude sólo a Jesucristo es un superdotado? ¿es un descriterio que los católicos a veces le recen a Cristo o a un santo excluyendo a María? ¿a veces María no es imperiosa? ¿el rezo que elimina a la madre de Jesús es anatema? El padrenuestro, los apóstoles y los hijos de Dios, desechan frontalmente toda intervención de ella. Si las mediaciones sacan toda su eficacia de Cristo, entonces Cristo solo es totalmente autosuficiente como mediador y no suscita ni pide colaboraciones, porque con el Espíritu Santo le basta y le sobra. Operando completamente sola y abandonada, la Santa Trinidad no se desvanece ni se asusta. Las oraciones y requerimientos son a Él, y no en Él. El que nos lleva de la mano al Salvador, a la redención, es el Espíritu Santo, y no hay más.

Hebreos 12:24; 2 Corintios 13:14; 2 Timoteo 3:16-17; Juan 14:6; 1 Pedro 1:2; 2 Timoteo 4:17-18


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De “Las sotanas de Satán”.

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