lunes, 6 de febrero de 2017

La altísima



Algunos depósitos fecales para el bronce:

“Oh María madre de consolación
y de la santa esperanza, apiadaos de mí”
“Oh reina poderosísima, Madre de misericordia,
refugio de pecadores, consoladora de afligidos
y atribulados. Yo, postrado a vuestros pies...”
“Oh señora mía, oh madre mía,
acuérdate que soy tuyo”
“Defiéndeme y guárdame como a cosa propia”
“Dulce corazón de María, sed mi refugio”
“A ti suspiramos gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas”.

¿Quién exhibirá un paganismo más repulsivo que éste? ¿los sacerdotes de Baal? ¿los devotos del becerro de oro? ¿Quién no concluirá que en estas rocosas expresiones se enraíza una idolatría nefaria y florecida? ¿La inmaculada y poderosa dispensadora de todas las gracias celestiales le hurtó entonces las llaves del cielo a San Pedro, sin querer? ¿no es María la poseedora de las llaves del reino de Dios?

¿Y cuándo al Espíritu Santo lo adoran de esta forma?

Salmo 62:5-6; Salmo 55:22; Juan 15:14; Mateo 15:25; Lucas 17:13; Isaías 2:8; Tito 2:1


Resultado de imagen para salmo 62 5-6
Resultado de imagen para salmo 55 22


De “Las sotanas de Satán”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario