martes, 7 de febrero de 2017

Un sermón sin orejas



Si en aquel entonces casi todo el clero y ciudadanos no se familiarizaban con la Escritura, la misa era en latín y nadie entendía nada, era solamente para asegurarse de que el rebaño sea despedazado espiritualmente, nada más. No habían dobles intenciones ni ases bajo la manga. Antes la lengua vernácula era una insolencia, hoy es indispensable y el sacro latín mengua. Este violento y taladrante cambio de opinión por parte de los incontestables papas ahuyentó a los vanidosos que roncaban y timaban en latín. Actualmente a los retoños mantecones de María esta rancia lengua no les sirve ni para presumir. Ningún avispado gime por una misa en latín, y menos con un cura tartamudo y extravagante. Costó siglos y la perdición de millones de almas, mas Roma reculó con el rabo entre las piernas ante esta ampulosa y truhanesca majadería.

Jeremías 3:15; 1 Corintios 14:26; 1 Corintios 10:4; Lucas 24:25


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De “Las sotanas de Satán”.

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