El tribunal de Milán quería encerrar a los gazmoños y podridos banqueros de Dios. Las fechorías y fraudes eran inmensos, también iba a caer fuerte el vicariato de Dios. La corrupción papal y el tratado de Letrán evitaron la justicia y todo asomo de decencia. Juan Pablo II protegió a sus mafiosos preferidos. En los luciferinos se descarta la transparencia.
Mateo 18:7


NO SEAS CATÓLICO
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De “Las sotanas de Satán”.
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