La Tradición es vital en el ensamble
de la ignominia, del sacramentalismo.
La participación de la Sagrada Escritura
es débil y exigua, pero digna, a veces.
En el primer milenio el Magisterio no se pronunció
formalmente sobre los siete sacramentos,
en el segundo neutralizó toda probidad.
También se apoderaron de los dones del Espíritu.
Estos signos visibles de la desgracia invisible
te engrillan a la santa sede, no al Redentor.
La gracia va de Cristo al alma sin ritos, por la fe.
Si hay un sacramento, este es el arrepentimiento.
Al Vaticano le faltarán los vocablos sobrenaturales,
mas no el doloso y fachoso sacramentalismo.
Leales acérrimos a sus concilios y pamplinadas,
mas no al evangelio puro y sencillo de Jesús.
Mateo 7:13; Isaías 29:13
NO SEAS CATÓLICO
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De “Las sotanas de Satán”.
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