En relación a sus amoríos y escarceos,
lo más cónsono para el clérigo es fingir.
Con la historia fratricida del papado
se les recomienda fingir.
Con las canonizaciones políticas y fraudulentas,
lo remunerador es dominar la técnica de fingir.
Con los curas homosexuales y pedófilos,
la única alternativa sustentable es fingir.
Con la adobada estafa de la tradición eclesiástica,
lo más sapiente es no dejar de fingir.
Para que el Vaticano parezca la casa del Dios vivo,
hasta las murallas y lámparas deberán fingir.
1 Timoteo 1:5; Mateo 23:13
NO SEAS CATÓLICO
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De “Las sotanas de Satán”.
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