Mediante el arrepentimiento de nuestros pecados y de la conversión honesta a Jesucristo: somos liberados del pecado y hechos hijos de Dios; aseguramos la entrada a la bienaventuranza eterna; se nos ordena bautizarnos y cenar con el Redentor; somos nuevas criaturas con una nueva vida. Lo primero es creer en Él, creer en Su Palabra. La iglesia es el conglomerado de los arrepentidos ¿En dónde está la potestad para ser un hijo de Dios?
Juan 1:12; Hechos 8:37; Romanos 3:30; Juan 3:16
NO SEAS CATÓLICO
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De “Las sotanas de Satán”.
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