I
Si el seductivo cura no le baja los calzones con furor a mi madre, yo no nazco. Hoy crezco bien y el techo de la parroquia ya me perdonó por germinar fuera del sagrado vínculo. En mi acaramelada iglesia y madre, soy un desigual, con ternura pontifical. Él, a obispo no llegará, por no retener un condón bajo la sotana. Mi madre es mi madre, mi padre y mi sacramento, compasivos. El padre, reza de reojo, al Padre.
II
Soy el capellán Andrés. Los andarines me llaman padre, excepto mi hija subterránea ¿Hostia y sexo consagrado, o al revés? El orden de los factores nunca alteró el producto.
Génesis 34:2
III
Copulan con mujeres casadas por la iglesia, con solteras confirmadas y cameladas, otros, menos convencionales, con su trasero, minifalda y un lápiz labial. En los ambidiestros el celibato se cautela bien. Otros ven en el kindergarten una porno y otros se masturban con las manos y los pies contemplando de espalda a la mamá de Dios. El cero por ciento del clero restante es casto casi todo el día.
Efesios 5:5
IV
El sacerdote la deseaba con unos ojos donjuanescos que la persuadirían en los pasillos. A pesar de su desconcentración laboral su lema ético es: “el show debe continuar”, por modesto que sea el tablado, el catre. Este fornicador frenético es un disimulador invicto.
Romanos 1:28; 1 Juan 2:6
V
Antes de perder la salud y de recostarse en el nicho su último acto parroquial fue intentar un manoseo y pedir perdón. En la cavidad, al final del trepidante pasadizo se acomodará con su orlada lubricidad, que cohonestaba sin rechistar.
1 Corintios 10:8; Apocalipsis 2:20
1 Corintios 10:8; Apocalipsis 2:20
VI
Los ministros del evangelio poseen el derecho, sí, el derecho, de tomar a una cristiana como esposa. Como en la era apostólica, el cristianismo normal de hoy respeta ese derecho a cabalidad, sin acrimonias o gatuperios.
1 Corintios 9:5
Los ministros del evangelio poseen el derecho, sí, el derecho, de tomar a una cristiana como esposa. Como en la era apostólica, el cristianismo normal de hoy respeta ese derecho a cabalidad, sin acrimonias o gatuperios.
1 Corintios 9:5
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