domingo, 5 de febrero de 2017

Cristo el inmortal


I

A pesar de que Cristo exclamó en la cruz: “consumado es”, lo han matado millones de veces más, lo asesinan cada domingo con piedad y lo matarán mañana y pasado mañana otra vez, una y otra vez, con tesón. Simplemente no se cansan de ultimarlo.

Una sola muerte, Su muerte,
fue y es más que suficiente por nuestros pecados.
Un solo sacrificio, Su sacrificio personal,
fue y es más que suficiente por nuestros tropiezos.
Una sola ofrenda, Su ofrenda, por todos nosotros,
es más que suficiente para la total salvación de todos.

Cristo pidió que lo recordaran, no que lo ejecutaran una y otra vez, cada día. Cristo profetizó que lo adorarían en todos lados, no que lo asesinarían cordialmente, en todos lados. Cristo ya no fallece más, ya no fallecerá otra vez. La muerte ya no se enseñorea de Él. Nada ni nadie y de ninguna manera volverá a matar a Cristo, el inmortal, aunque mil obispos lo arrastren al patíbulo bienaventurado.

II

Haced esto en memoria de mí, en conmemoración mía, para que reflexionen sobre la nueva alianza. No me acuchillen cada domingo. Ese viernes santo y glorioso fue y es más que suficiente para la plena redención de los que me invocan con fe. Mi cuerpo fue entregado una sola vez, mi sangre fue derramada una sola vez. No es necesario que me lapiden cada domingo. Basta de sacrificios inútiles, basta de misas. Detengan este escándalo. No me ejecuten más, por favor.

Hebreos 10:10-12; Hebreos 10:14; Hebreos 10:18; Hebreos 9:27-28; Hebreos 7:27; Romanos 6:9; 1 Corintios 11:24-26; 1 Pedro 3:18; 1 Corintios 10:10-14; Lucas 22:19-20; Salmo 51:16-17


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De “Las sotanas de Satán”.

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