domingo, 5 de febrero de 2017

La tragedia de ser católico


América latina es pobrísima de espíritu, mente y bolsillo. Obviamente es católica, en demasía. Tantas carencias son la prueba irrefutable. El empobrecedor e insolente paganismo mariano despedazó los intentos por hacerla prosperar. La miseria es la gemela menor del romanismo.

La ignorancia institucionalizada y apuntalada por las biblias cerradas;
el fatalismo adherido con plomo;
el tango arrabalero por la ausencia de un Dios vivo;
la miopía edificada desde los claustros;
la incredulidad práctica de cada jornada;
la falta del arrepentimiento neotestamentario;
el pesimismo de roble negro;
la frustración incrustada con paciencia oriental;
la indigencia espiritual que sólo recibe sacramentos,
golpecitos en la espalda y un purgatorio como aliento;
la galbana, la rabia, el rencor y la superstición doctas,
hijas de los siglos de religiosidad barata;
la depresión existencial aguda y la torpedad;
se pasean con bombos, platillos y marchas rimbombantes, por esta región anclada a una noche espesa y agria. Se nota que el catolicismo romano ejerce una influencia espiritual determinante en la conducta, pensamiento y economía de los latinoamericanos. He aquí la desgracia del mundo hispano.
El catolicismo es la madre de un hijo bastardo que nunca adoró al Padre sólo a través de Cristo Jesús. Los frutos saltan a la vista en cada lágrima y postergación de los apabullados devotos del extravío. El escudo del mariano es el corazón derrotado.
A pesar del caos y con una porfía descollante, el rebaño no deja de rezarle a María chapoteando en medio del barro. Con una pobreza general encallecida, tampoco abandonan el paganismo de sus padres. Si vives con intensidad el catolicismo sabrás lo que es el sufrimiento inútil. Más lejos del papado y sus conmilitones, más cerca de la bendición plenaria. En aquellas latitudes en donde los herejes alababan a un Dios vivo, al Cristo de la gloria, la ansiada prosperidad llegó como testimonio. El que no se vendó que vea, el que no se vendió que compare. El primer éxito consiste en desvincularse de Roma.
El progreso, la investigación periodística, la integridad moral, los debates televisados, los juicios orales públicos, la democracia pluralista, la abundancia, la crítica, la tolerancia, las libertades personales, la transversalización, los pedófilos píos en el banquillo de los acusados y la repartición de biblias abiertas y parlanchinas, no poseen sus raíces en el Vaticano, innegablemente. El secretismo, la estrechez y el fetichismo duros, sí. Eso sí, los papas son ágiles y competentes subiéndose a los carros de las victorias ajenas, tratándolos de conducir, sin licencia. La única esperanza es el sometimiento al Nuevo Testamento tal cual. Lo demás es ripio ostentoso, a veces ilustrado, oleado.

2 Crónicas 7:14-15; Salmo 1:1-3; 1 Crónicas 22:13


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De “Las sotanas de Satán”.


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