Si opta otra vez por recibir la absolución del mismo pecado mortal de siempre, llorará a mares su dolor al igual que en los años pasados, prometiéndose que no caerá otra vez en esa degradante y exquisita ofensa fatal, aunque un hipopótamo lo pisotee compeliéndole. Este fraude bien equipado e institucionalizado le permiten al sacerdote, al penitente y al espectador, mantener el catolicismo de pie, boyante. Cada uno se luce en el celuloide, sobre todo el mirífico libretista y automedonte.
Hechos 3:19; Lucas 13:5; Oseas 10:12
NO SEAS CATÓLICO
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De “Las sotanas de Satán”.
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